Via Imbonati, 41 - Milano - Italia
Arquitectos: Arch. Giovanni Mistretta
La arquitectura, entendida como el arte de fabricar (Francesco Milizia, 1781), requiere libertad. La arquitectura residencial, por sus connotaciones sociales, está sometida a varios importantes condicionamientos dictados por las exigencias de la vivienda en el siglo XXI. Por consiguiente se da una limitación de la libertad creativa.Los factores que influyen en la proyección de un edificio residencial son numerosos y a veces plantean problemas de cierta complejidad.
Las normativas locales, la contaminación, el ahorro energético, el plan regulador y las exigencias de quien encarga la obra son algunos de los aspectos que el arquitecto ha de analizar atentamente. A pesar de todo, el arte de crear viviendas sigue atrayendo fuertemente el interés de los arquitectos.
El motivo debe buscarse probablemente en el concepto de “casa”, elemento en torno al cual gira la identidad del individuo que la habita.
Proyectar un espacio habitable significa crear una especie de microcosmos, regido por verdaderas normas. El desafío del arquitecto es disponer un ámbito capaz de convertirse en la prolongación del Yo del individuo que lo ocupará.
Las soluciones arquitectónicas deberán conferirle al edificio funcionalidad y belleza, factores fundamentales para que la arquitectura pueda seguir siendo un arte al servicio del hombre. El proyecto de Via Imbonati 41, Milán, del arquitecto Giovanni Mistretta, constituye un ejemplo válido de arquitectura residencial italiana.
La intervención arranca de la proyección de un edificio residencial en un entorno ya definido. Ello le ha exigido al arquitecto un estudio pormenorizado del área en que se inscribe la obra, puesto que sólo un profundo conocimiento del territorio podía llevar a la realización de una estructura de marcado carácter estético, y al mismo tiempo conforme con las normativas.
El edificio llama la atención por el esmero en los detalles, por la armonía con que se inserta en el área y por la simplicidad de los elementos decorativos, constituidos por franjas grises continuas, con la función de dar orden a la ubicación de las ventanas y los antepechos, cuya horizontalidad se ve acentuada por el dibujo de los tubos metálicos que los componen y por los montantes exteriores, que facilitan la lectura de los dos grandes volúmenes reales y virtuales, que encajan de manera precisa.
La construcción recuerda y se inspira en determinados períodos de la arquitectura tradicional milanesa en los que la presencia de franjas horizontales constituía un elemento ordenador en el juego de los cerramientos y las proporciones.
Los colores de la fachada se repiten en todas las zonas comunes, que comprenden el vestíbulo, los puntos de entrega de los ascensores, las escaleras, las paredes y los pavimentos. Tanto en los interiores como en los exteriores, esta uniformidad cromática se ha confiado a las piedras naturales de FMG Fabbrica Marmi e Graniti, con el empleo, en formato de 30 x 60, de las losas Quarzite Rosa prepulida, en la fachada, y Rosa Portogallo pulido, en las zonas comunes.
Los colores de los materiales utilizados y la armonía de las formas hacen de esta obra ejemplo excelente de arquitectura residencial, en la que el aspecto social desempeña un papel de suma relevancia en la salvaguardia de los principios de la cultura de la vivienda.